La Fundación Legendaria por Constantino el Grande

[Aparición de la Cruz a Constantino el Grande antes de la batalla de Ponte Milvio, por G. Romano]
[Aparición de la Cruz a Constantino el Grande antes de la batalla de Ponte Milvio, por G. Romano]

Segun la tradición, la institución de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge se debe al emperador Constantino el Grande (272-337 d.C), a quién se apareció la Cruz luminosa con la leyenda «In Hoc Signo Vinces» durante la victoriosa batalla contra Majencio en el Puente Milvio, a las puertas de Roma, el 28 de octubre del 312.

El núcleo de la Orden se habría formado a partir de 50 caballeros seleccionados de entre la Guardia Personal del Emperador, a los cuales se confió la custodia del Lábaro imperial, sobre el que resplandecía la cruz con el monograma de Cristo.

Dedicado a San Jorge -soldado de Capadocia martirizado bajo el emperador Diocleciano-, la Orden fue puesta bajo la regla de San Basilio en el 456, a instancias del emperador Marciano, aprobada por el Papa San León Magno.

Para el abate Giustinian, caballero Gran Cruz de la Orden en el siglo XVII, la institución de la Orden Constantiniana fue realizada a instancias del papa San Silvestre I (314-335). Él habría concedido a los caballeros un manto capitular de terciopelo celeste, que en el caso del Gran Maestre estaba forrado de tela de plata en la parte superior.

Visión de Constantino en ponte Milvio--[In-MUSENGA-Iconografia o sia descrizione in figura]
Visión de Constantino en ponte Milvio--[In-MUSENGA-Iconografia o sia descrizione in figura]
Primera visión de Constantino-[In-MUSENGA-Iconografia o sia descrizione in figura]
Primera visión de Constantino-[In-MUSENGA-Iconografia o sia descrizione in figura]

El símbolo de la Orden es un cruz púrpura con las extremidades flordelisadas, cada una de ellas cargada de las letras «IHSV» («In hoc Signo Vinces»), bordada de oro y cargada en el centro del monograma de Cristo (XP sobrepuesto) con las letras griegas A y O pendientes.

El lirio y la cruz con las extremidades flordelisadas, fue más tarde el monograma de Cristo, acompañado de la primera y la última letra del alfabeto griego; motivos iconográficos que encontramos profusamente en la iconografía romana y luego bizantina.

Un mosaico del siglo X-XI en la Iglesia de Santa Sofia de Constantinopla, representa a Constantino el Grande ofreciendo a la Virgen la ciudad de Constantinopla; el Emperador luce una toga decorada con lirios colocados en forma de brazos de una cruz naciendo de un cuadrante que encierra un círculo y un friso en X.

[Constantino el Grande ofreciendo a la Virgen la ciudad de Constantinopla. Mosaico de la Basílica de Santa Sofía, Estambul]
[Constantino el Grande ofreciendo a la Virgen la ciudad de Constantinopla. Mosaico de la Basílica de Santa Sofía, Estambul]

En Roma, un bajorrelieve habría representado al emperador Constantino el Grande, en su trono y armado de la Cruz, en acto de conferir a sus capitanes la Cruz Flordelisada. Tal, representación iba acompañada de la inscripción «Constantinus Max: Imperator, postquam mundatus a lepra per medium Baptismatis, Milites sive Equites Deauratos creat in tutelam Cristiani nominis», se dice que habría sido un Arco de Triunfo conmemorativo de la victoria del Emperador; podría tratarse del grandioso arco cuadrifontal celebrativo de este evento y conocido como Casale di Malborghetto, ubicado en la Via Flaminia en el lugar del campamento del Emperador, la noche precedente a su encuentro, dónde el un sueño milagroso le habría exhoratado -recuerda Lattanzio- que trazase sobre los escudos de sus soldados el monograma de Cristo. Es una coincidencia interesante que el arco fuese restaurado en el 1567, en el mismo momento en que el Gran Maestre de la Orden, el príncipe Andre Ángelo se instaló en Roma.

Investidura de los primeros caballeros constantinianos por el emperador Constantino, o creación de la Guardia Dorada del Lábaro. En, F. Musenga, En, F. Musenga, Iconografia dell’Angelico Sagro e Militare Ordine Costantiniano, Napoli, 1766]
Investidura de los primeros caballeros constantinianos por el emperador Constantino, o creación de la Guardia Dorada del Lábaro. En, F. Musenga, En, F. Musenga, Iconografia dell’Angelico Sagro e Militare Ordine Costantiniano, Napoli, 1766]

Si Constantino no hubiera fundado una  Orden de Caballería propiamente dicha, en el sentido medieval y moderno del término, vale la pena subrayar como los vínculos, al menos imaginarios, de la Orden Constantiniana con el primer emperador cristiano, tienen un alto significado ético y religioso, basado en algunos datos de hecho históricamente ciertos, que indicarían más bien a una vinculación entre la Orden de Caballería cuya existencia está fehacientemente probada desde principios del siglo XVI con una antigua institución caballeresca romana.

Se ha subrayado en ocasiones como mientras en la Europa Occidental, el Ordo Equester desaparece con la caída del Imperio Romano, renaciendo la caballería sobre nuevas bases inspiradas de las costumbres germánicas, es posible en cambio que en el Imperio Romano de Oriente se produjese una cierta continuidad  histórica entre el antiguo Ordo Equester y las más tardías instituciones caballerescas.

Así, siendo mucho más antigua que las Órdenes de Caballería creadas en el siglo XII, la Orden Constantiniana de San Jorge surge y se desarrolla a través de los siglos como una Orden Militar que añade luego la naturaleza de Orden Religiosa.

El Lábaro

Lábaro Constantiniano custodiado por los Caballeros de la Orden en la Basílica de la Santa Croce al Flaminio, Roma. Re-creado en 1913 por el Kaiser Guillermo II y ofrecido al Papa.
Lábaro Constantiniano custodiado por los Caballeros de la Orden en la Basílica de la Santa Croce al Flaminio, Roma. Re-creado en 1913 por el Kaiser Guillermo II y ofrecido al Papa.
Constantino presenta el lábaro a sus tropas. P.P. Rubens
Constantino presenta el lábaro a sus tropas. P.P. Rubens

El lábaro (en latín: labărum-i; en griego: λάβαρον, lábaron) era un estandarte que usaban los emperadores romanos. Se cree que los griegos usaron ya un estandarte de una figura parecida al lábaro, el vexillum. El lábaro fue utilizado desde la época del Emperador Adriano, sin embargo, cuando Constantino abandonó el paganismo modificó el lábaro sustituyendo el Águila de Júpiter con el Crismón o monograma de Cristo.

El Lábaro Constantiniano fue elaborado bajo la dirección del propio Emperador, al día siguiente de su visión celeste (Lantantius, De mortibus persecutorum, 44): la aparición de la «cruz luminosa». Eusebio y otros autores dicen que yendo a combatir Constantino contra Majencio, se le apareció sobre el mediodía en el centro del Sol una cruz de luz, con esta inscripción: IN HOC SIGNO VlNCES (con esta señal vencerás) y que entonces fue cuando mandó efectivamente poner en el lábaro la señal de la cruz con el monograma de Cristo.

Eusebius lo describe en la Vita Constant. (I, 26) como una larga lanza o pica cuyo astil era dorado atravesado en el alto de un pala, formando a manera de cruz. En la parte superior que se elevaba sobre el travesaño había una corona brillante de oro y de piedras preciosas en medio de la cual se veía el monograma de Cristo formado por las dos letras iniciales griegas X y P (Ji y Ro) de este nombre en griego (χριστóς) puesta esta última en medio de la primera. Al mismo tiempo solía haber en cada lado las dos letras alfa y omega, primera y última del alfabeto griego. Del travesaño colgaba un paño cuadrado de púrpura bordado de oro y adornado de piedras preciosas, en medio del cual había un águila bordada de oro, en lugar de la que Constantino mandó poner el monograma de  Cristo. En el intermedio que había entre la banderola y la corona, el Emperador hizo colocar su escudo de oro y los de sus hijos; pero esta última circunstancia no la hallamos en las medallas que tenemos de aquellos tiempos.

Para la guardia de este estandarte  imperial eligió el Emperador 10 hombres, como dice Eusebio, la flor y nata de todas sus tropas, a quienes llamó præpositi labarorum. Los cuales estaban encargados de llevarlo uno después de otro delante del Príncipe en la guerra y en todos aquellos actos en los que el Emperador se presentaba con toda la pompa imperial.

Algunos historiadores creen que Constantino mandó hacer otros estandartes a imitación de este, sí bien que con menos magnificencia, para servir de insignias militares a todas las legiones.

Juliano apóstata restableció el lábaro a su forma original poniendo en él el águila y  las iniciales S. P. Q. R., disponiendo que en las otras insignias menores se pusieran las figuras de alguna divinidad del paganismo; pero esta innovación no fue duradera, pues después de su muerte volvió a usarse el lábaro de Constantino.

El lábaro, era portado por un oficial llamado labarífero, que correspondía a nuestros abanderados y también delante de las procesiones que hacían los primeros fieles y a imitación de aquel se cree que se introdujo la costumbre de llevar los estandartes o pendones cuadrados que luego se usaron, llamados confalone por los italianos y ganfarons en catalán.

Aunque la etimología del término es discutida, se suele aceptar que proviene de laureum (laurel), aunque otros lo asocian al término céltico llafar (hablar). Aunque el lábaro más utilizado era el crismón, también se empleaba otra versión en la que aparecía la frase «In Nomine Christi Vincas Semper» (Que venzas siempre en Nombre de Cristo). Este tipo de lábaro puede observarse en el díptico consular del cónsul Probo, en el que aparece el emperador Flavio Honorio sosteniendo un lábaro.

Actualmente la Orden Constantiniana usa en las ceremonias litúrgicas celebradas en la Basílica de la Santa Croce al Flaminio el Lábaro Constantiniano recreado por orden del Kaiser Guillermo II, regalado a la Santidad de San Pío X, y que es custodiado en la dicha basílica.

La Regla de San Basilio

San Basilio Magno

San Basilio Magno

Surgido en Egipto en el siglo IV e introducido en Asia Menor por Eustacio de Sebaste, el monaquismo toma cuerpo sobre todo gracias a los escritos de San Basilio Magno (329-379), los cuales no contienen una verdadera regla, sino más bien reflexiones y enseñanzas de sabiduría sumaria práctica para la vida espiritual, inspiradas de los escritos bíblicos y de los filósofos cínicos y estoicos. Para San Basilio la vida monacal refleja perfectamente el espíritu de las primeras comunidades cristianas, que constituían un solo corazón y una sola alma, y que se prestaban a la realización de los preceptos del amor de Dios en la plegaria común, el amor al prójimo con el servicio y la ayuda a los menesterosos, fuera estos otros monjes hermanos o extranjeros, pobres, huérfanos y enfermos.

El cenobitismo de San Basilio se distingue  justamente por un más amplio y completo ejercicio de la caridad evangélica, que permitía a los monjes abandonar el cenobio para ir a cubrir una sede episcopal cuando eran juzgado dignos de ello. San Basilio desarrolló el concepto monástico de San Pacomio. La organización pacominana tenía algo de militar, se estructuraba jerárquicamente con un superior general en el vértice que elegía a los superiores locales, llamados padres o príncipes del monasterio, los cuales a su vez tenían un vicegerente y varios oficiales subalternos. Cada monasterio estaba dividido en «familias» o «casas» con un jefe o prior. La estructura monástica basiliana, a su vez, intensificaba la autoridad del superior, que la ejercía directamente sobre todos los monjes, los cuales por ello no podrían ser numerosos. San Basilio, por tanto, teorizaba un monaquismo caracterizado, a diferencia del pacomiano, por la vida comunitaria con la prohibición de formas de ascetismo individual sin el explícito permiso del superior; y por el compromiso con la vida secular. Estas fueron las lineas guías también para la comunidad militar y cenobítica de los Caballeros Constantinianos.

En Occidente el monaquismo se populariza entre los nobles convertidos a la Fe de Cristo, presentándose como una realidad nueva y al mismo tiempo una forma de continuidad con el pasado, comparable a los precedentes clásicos del ascetismo filosófico de tipo pitagórico, en particular.

Entre los más ilustres caballeros que habrían formado parte de la Orden Constantiniana se encuentra San Martin (ca. 316-397). Siendo ya miembro de la Guardia Imperial a caballo, después Obispo de Tours, viajaba a pie por los campos de la Galia vestido simplemente, evangelizando, fundando centro monásticos bajo el signo de la Militia Christi, parte integrante del ideal monástico. Más tarde, San Benito (480-547) apreció muchísimo la observancia basiliana, sirviéndose de ella para su propia Regla.