El día 23 de junio, fiesta litúrgica del Corpus Christi, la Real Delegación de Cataluña, correspondiendo a la tradicional invitación del Deán Presidente de la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Barcelona, asistió en la explanada de la Seo a la Eucaristía y posterior procesión por las calles de la Ciudad Condal. Por primera vez, asistió el Prior de la Delegación Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Francisco Javier Orpinell, párroco de la Parroquia Castrense de la Ciudadela de Barcelona.
Al finalizar la procesión los miembros de la Delegación, cumplimentaron a Su Em.ª Rvdma. Don Juan José, Cardenal Omella, Arzobispo Metropolitano de Barcelona, quien agradeció públicamente la participación, un año más, de nuestra Sacra Milicia. A su vez, el Delegado Excmo. Sr. D. Francesc Xavier Montesa i Manzano, le adelantó al Sr. Cardenal la felicitación de la Orden con motivo de su onomástica.
La procesión del Corpus se celebró por primera vez en Barcelona en 1320, teniendo un significado muy importante para la ciudad y para sus ciudadanos. La procesión constituyó durante siglos la verdadera fiesta mayor de la ciudad. Desde la perspectiva festiva, ha sido origen de muchos bailes y elementos de imaginería festiva, los gigantes y cabezudos, el bestiario y otras danzas y entremeses, que hoy forman parte de la cultura tradicional más enraizada.
Uno de los elementos más singulares de la celebración del Corpus en Barcelona es L’ou com balla, documentado ya en 1637. La costumbre consiste en hacer bailar a un huevo en los surtidores de las fuentes de claustros, patios y jardines, que se adornan para la ocasión con motivos florales y cerezas, formando parte del imaginario colectivo de los ciudadanos de Barcelona gracias a la gran base popular en que se fundamenta.