La Ciudad de Nápoles se viste de fiesta cada 19 de septiembre, para conmemorar con devoción a San Jenaro, Santo Patrón y Mártir, protector de Nápoles.
En esta celebración, se hace visible el milagro anual de la licuefacción de su sangre, momento de renovación de fe y esperanza para los corazones napolitanos y la Real Familia. Dicha reliquia se preserva en la Catedral de Nápoles. Las campanas y las notas musicales, resuenan para avisar al mundo del milagro del Santo Patrón.
La Insigne y Real Orden de San Jenaro se encuentra entre las más altas instituciones de caballería del antiguo Reino de las Dos Sicilias. El Gran Magisterio, recae actualmente en S.A.R. Don Pedro de Borbón de las Dos Sicilias, duque de Calabria y conde de Caserta. Como jefe de la Casa Real de las Dos Sicilias, perpetúa ese antiguo vínculo que une a la dinastía borbónica con el pueblo napolitano, cuidando la devoción y la tradición.
Su presencia, al igual que la de su hijo y heredero el duque de Noto, son el gesto comprometido que une la historia y la devoción de un pueblo. La Orden de San Jenaro renueva cada año ante esta efeméride la devoción y pertenencia a un glorioso pasado, que cobra vida cada año con este milagro.
En un momento social en el que el mundo sufre, la fiesta de San Jenaro, sigue siendo un encuentro de esperanza, donde la oración fortifica la unión y el camino de la fe, en la que caben todas las personas con independencia de raza, sexo, religión, opinión, condición o circunstancia social.
El Gran Maestre, S.A.R. El Duque de Calabria como guardián de la tradición, esta más unido que nunca al sentir del pueblo que siente y vive su historia, con verdadera alma y corazón napolitano.
Que el milagro de la Sangre de San Jenaro, ilumine el camino de todos los peregrinos que en su caminar diario, afrontan retos y vicisitudes.




















