Hacia finales del siglo XVII, la Casa Ángela se había reducido a un sólo superviviente varón, con lo que se planteaba encontrar una solución para asegurar la continuidad del Gran Magisterio de la Orden.
En la década de 1680 se propuso que la Orden fuese puesta bajo control de la ciudad de Ferrara, para desde allí contener las incursiones que pudiesen amenazar los Estados Pontificios, una sugerencia que no llegó a materializarse por falta de apoyos. Los Farnesio, Duques de Parma, presionaban ya por entonces a la Santa Sede, ofreciendo su apoyo a cambio del Gran Magisterio de la Orden, las negociaciones formales empezaron en torno a 1695. Finalmente Francisco I Farnesio, duque de Parma y el último de los Ángelos Flavios, Juan Andrés IX, acordaron la cesión del Gran Magisterio Constantiniano en 1698. Juan Andrea, que moriría sin sucesión en 1701, recibió una pensión y una residencia en Piacenza, dentro de los estados farnesianos, además de la dignidad de Prefecto de Piacenza (su partida de defunción fue publicada en la parroquia de San Marcos fue publicada por el Conde Emilio Nasalli Roca di Corneliano, «Ricordi dell’Ordine Costantiniano in Piacenza», Rivista Araldica, 1949, pp.21-22).