El grupo de voluntarios constantinianos estuvo formado por 3 vehículos que salieron de Madrid. El primero de ellos conformado por Patricia María Trigo de Miguel, Florina Iordache y Miguel Grañena Gallo. El segundo conformado por Francisco Javier Sánchez-Arjona y Macías, Javier Encabo Martín y Javier-Gonzalo Sánchez-Arjona y Villegas.Y el tercero formado por Marcos Lancho Macías, Adrián Casado Llorente, Javier Carabias Barcenilla y Fernando Caturla Álvarez.
Salieron cargados el viernes hasta el tope con productos de limpieza, medicinas, higiene, comida para celíacos y material industrial y de equipo, donados por los propios voluntarios y amigos. Destacamos especialmente las donaciones de comida para celíacos e intolerantes a la lactosa donadas por los Condes del Valle de Súchil, Ramón Garay y Despujol y Alicia Pardo Lastra, y todo el material de equipo (guantes, botas, trajes EPI…
etc.), donados por la empresa SOMWORKS S.L., propiedad de Domingo Alonso Carrecedo y Francisco Espinar. Utilizamos la división de los coches para crear grupos de trabajo y así dividirnos mejor la ayuda que queríamos prestar.
Los grupos 1 y 2 nos dirigimos a la localidad de Burjassot, donde gracias a la absoluta amabilidad de Verónica Benavent Balaguer, pudimos dormir, descansar y prepararnos para el fin de semana. Nos cedió su casa entera, llevando a sus hijos con sus abuelos para que pudiésemos entrar más personas en las habitaciones. Sin ella, el coste de la expedición habría sido considerablemente superior.
Los integrantes del tercer grupo, no pudieron dormir en Burjassot y la primera noche durmieron en el coche cerca del perímetro de la Zona Cero. La segunda noche, sí pudieron alquilar un Airbnb en Valencia centro. El primer día comenzamos muy temprano, concretamente a las 5:00 de la mañana, para poder acceder sin problemas a pesar tener los salvoconductos de la Orden. Nos dirigimos a Massanassa, pues era uno de los pueblos más afectados. Desde el inicio pensamos que lo mejor sería ir a los pueblos que se encontrasen en una peor situación.
El grupo 1, Patricia, Flor (Florina) y Miguel, se empeñaron en la extracción de barro y achique de agua de uno de los garajes más afectados de la zona, concretamente por la zona de la Calle Torrent y alrededores. Mientras tanto, los tres Javieres, del grupo 2, se dedicaron a repartir puerta por puerta durante las primeras horas los productos que habíamos traído en los coches. Es importante destacar que hay cientos de personas de edad avanzada y con problemas de movilidad que al no tener agua y luz, y vivir en pisos altos, se han quedado completamente atrapadas en sus casas, pues no funcionan los ascensores, y no pueden acceder a los víveres y donaciones de los diversos puntos humanitarios.
Fueron puerta por puerta, asistiendo a los más necesitados, prestándoles no solo una ayuda humanitaria, sino también psicológica y de apoyo moral. Los afectados agradecían profundamente no solo que les ayudasen, sino que los escuchasen.
Los integrantes del tercer coche, estuvieron en la localidad de Albal, primeramente repartiendo los productos de limpieza, medicinas e higiene que llevaban, además de ayudar en la logística de los distintos puntos de ayuda vecinales asistidos de un carrito de la compra, que resultó ser indispensable en esta tarea. Posteriormente se trasladaron a Massanassa, donde junto a un grupo de bomberos de Úbeda, consiguieron vaciar de barro un garaje de la localidad.
Más tarde, hicimos una restructuración de los grupos debido a las necesidades que veíamos a pie de calle. Javier Encabo y Javier Sánchez-Arjona y Macías continuaron realizando una asistencia vecinal puerta por puerta, siendo reconocidos por varios vecinos como voluntarios constantinianos. Queremos destacar en este sentido la labor de asistencia a los celiacos. Una vecina llamada Cristina, de la Avenida Blasco Ibáñez, la calle central de Massanassa, nos contó que existían varias personas que padecían celiaquía que llevaban una semana comiendo gluten. Inmediatamente, se pusieron en contacto con ellos y les llevaron el cargamento de comida para celiacos que habían donado los Condes del Valle de Súchil. Mientras tanto, Javier Sánchez-Arjona y Villegas se unió a los integrantes del grupo 1, en el achique del garaje en el que se encontraban, así como en la limpieza de negocios y locales de la calle St. Miquel. Concretamente el estanco de esa calle, el cual había quedado absolutamente destrozado.
Posteriormente, los integrantes del grupo 3, Adrián, Marcos, Javier Carabias y Fernando junto a Patricia, Miguel, Flor y Javier, se dirigieron a labores de limpieza en Catarroja, hasta que debido a una posible fuga de gas de un local se trasladaron de nuevo a Massanassa para continuar allí ayudando. Después de comer, estos últimos volvieron a la Avenida Blasco Ibáñez de Massanassa, para intentar adecentar la calzada y sobre todo las aceras, a los que se unieron un grupo de Guardias Civiles y de bomberos.
El grupo 2, continúo con sus labores de asistencia humanitaria y psicológica, realizando viajes continuamente entre la localización del coche y las zonas más afectadas del pueblo ante la imposibilidad de poder acceder con el vehículo. Varias veces fueron interpelados por vecinos que preguntaban que a qué asociación humanitaria pertenecían y agradecían profundamente la ayuda de estos voluntarios constantinianos.
A las 19:00 horas fue el momento en el que todos los grupos nos retiramos a descansar, pues ya nos estábamos quedando sin luz, no sin antes pasar un momento por la Iglesia de Massanassa para rezar un Padrenuestro y un Ave María por las víctimas de la tragedia. El segundo día, el tercer grupo se dirigió a Picassent, donde estuvieron trabajando en las labores de extracción de agua en el Colegio de San Carlos, así como en el descargue y logística de una serie de camiones que venían desde Leganés.
Los grupos 1 y 2, se dirigieron a la localidad de Benetusser, donde junto a los vecinos de la zona estuvieron trabajando en el achique de agua de un garaje cerca de la Calle Fernando El Católico, hasta las 14:00 de la tarde, momento en el que volvimos a la localidad de la Burjassot (grupos 1 y 2) y a Valencia capital (grupo 3), para recoger nuestras pertenencias y volver a Madrid, no sin antes donar todo el equipo que llevábamos encima y que aún estaba en buenas condiciones.
La sensación común que tenemos los diez voluntarios es una mezcla de satisfacción e inconformismo. Los primeros momentos nos sentimos abrumados por la tragedia, e incluso pensábamos que nuestro trabajo apenas significaba algo en la magnitud del desastre. Sin embargo, nos dimos cuenta de que se necesita mucha ayuda, no solo por parte de las autoridades, sino también de la población civil. La realidad es que toda ayuda es poca, pues sigue habiendo toneladas de barro, vehículos arrastrados por el agua taponando calles, gente desabastecida, la economía local hundida y todo ello sumado a las víctimas mortales.
Nuestra conclusión es que hay trabajo para meses y que si pudiéramos nos habríamos quedado más días. Ninguno nos queríamos marchar, pero todos teníamos obligaciones laborales el lunes. Aun así, ya estamos pensando las distintas formas de ayuda que podamos ofrecer desde Madrid y otro fin de semana en el que podamos volver a primera línea.
Queremos agradecer del mismo modo a todos los caballeros que nos han prestado una encomiable ayuda, destacando al Duque de Linares, por la cobertura, y a Ignacio Ballester Borrell y Gonzalo de Ortega Sanmiguel (Caballero de Malta) por la información de primera mano. Esperamos de todo corazón haber podido ayudar en algo y haber dejado el nombre de la Orden Constantiniana de San Jorge en buen lugar con nuestras acciones.
Que Dios bendiga a todos los valencianos.
IN HOC SIGNO VINCES
Crónica
Javier-Gonzalo Sánchez-Arjona y Villegas.
Caballero de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge