Europa y España se encuentran sumidas en una crisis de alcance global como consecuencia de la mayor pandemia conocida desde hace más de un siglo, el Covid-19. Las consecuencias sociales de la parálisis económica derivada de la pandemia ya se han puesto de manifiesto de manera dramática. Ante esta situación cada gesto cuenta. La Orden Constantiniana, más allá de sus actuaciones corporativas, basa su acción en el compromiso personal de cada uno de sus miembros con los valores del Evangelio. Así, los caballeros y damas de nuestra Sacra Milicia están llamados a vivir inspirados por la Caridad exigente de la Caballería Cristiana. Muchas son las actuaciones a menudo silenciosas que los miembros de la Orden desarrollan, haciendo honor a la discreción de la verdadera Caridad. Sin embargo, en esta coyuntura de desasosiego, hemos solicitado a algunos caballeros y damas constantinianos que compartiesen su testimonio para que pueda servirnos de inspiración, y también para infundir Esperanza en un tiempo de crisis. Agradecemos a esos hermanos de hábito que hayan accedido a salir del anonimato, generosamente, para dar con su testimonio todo el sentido al lema de nuestra Sacra Milicia: “IN HOC SIGNO VINCES”.
Francisco Javier Orpinell Marco es Prior de la Real Delegación de Cataluña
y Capellán de Mérito de la Orden Constantiniana. Este es su testimonio
Nuestras vidas han sido golpeadas por el terrible drama de la pandemia ocasionando miles de muertes y afectados por la enfermedad entre nuestros conciudadanos. En este tiempo de estado de alarma cada de uno de los que formamos parte de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San Jorge hemos dado un paso al frente para colaborar en lo que fuese preciso.
Esta necesidad de aunar esfuerzos e implicarse en ayudar, nace de la fe que cada caballero profesa y también de las llamadas que en su momento hicieron el Gran Maestre, S.A.R. Don Pedro Borbón-Dos Sicilias, Duque de Calabria, y, en el caso que me concierne, el Delegado en el Principado de Cataluña, Don Francesc-Xavier Montesa i Manzano.
Como Prior de la Delegación y muy especialmente como Capellán Mayor de la II Circunscripción Eclesiástica del Arzobispado Castrense de España, ha sido posible que durante estas semanas haya podido ser puente y contacto entre algunas iniciativas, ya sean del mundo empresarial como de caballeros constantinianos, con las autoridades del Ministerio de Defensa que eran beneficiarios de dichas iniciativas.
Asimismo, gracias a la buena disposición de los mandos militares del Ejército de Tierra en la plaza de Barcelona, ha sido posible que aquellas necesidades de instituciones religiosas que llegaban a esta capellanía pudieran ser atendidas. Cabe destacar la campaña de recogida de alimentos y de pañales para bebés que se trasladaron a la Caritas Parroquial situada en el barrio de Bufalà de la ciudad de Badalona. Un total de 1.500 kilos, recogidos entre los militares y guardia civiles, que fueron un bálsamo destinado a más de 170 familias que acuden a la Iglesia en esa zona humilde de Badalona.
Por parte del Instituto Armado se auxilió a la Curia del Obispado de San Feliu y de gran relevancia fue la respuesta dada a la comunidad de religiosas Hermanitas del Cordero que, en el corazón de la Ciudad Condal, dan testimonio de la fe católica entre los más pobres y humildes. Dicha comunidad de religiosas había sido golpeada por el virus; ante la llamada de socorro, necesitaban desinfectar sus instalaciones, realizadas las oportunas gestiones acudieron efectivos de la Benemérita que con gran profesionalidad, y mucho cariño con las Hermanitas, realizaron cuanto había sido solicitado.
Como Capellán de la Orden y como Capellán Castrense siento el privilegio de ser un humilde servidor del Señor que me permite, desde mi posición, ser instrumento de la caridad de Dios. Como nos decía S.S. Benedicto XVI «Deus caristas est«.